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29/12/2009

Ante el inicio de un nuevo año


En el plano de la convivencia social, el año 2009 tuvo por característica la fuerte presencia de un ambiente de crispación general que, en reiteradas oportunidades, fue también señalado por nuestro Colegio. Esta conducta se ha evidenciado, entre otras censurables metodologías, en actitudes del Gobierno signadas por descalificaciones e insultos que en nada contribuyen a la recuperación de la República. Lamentablemente, en algunos casos, la oposición y determinados actores sociales también han hecho uso de ese reprochable recurso.

Recientemente dirigentes de diversos sectores críticos de la gestión del gobierno, han expresado sus reclamos en términos poco felices. Ello, a su vez, motivó la respuesta de funcionarios que, en la reprobable costumbre de descalificar a quienes no piensan como ellos, aprovecharon la instancia para adjudicar tales desacertadas críticas a un presunto ánimo destituyente. Al respecto bien vale enfatizar que esa supuesta intencionalidad, felizmente, no sólo no se corresponde con la realidad, sino que, además, no encuentra receptividad alguna en el ideario y vocación del pueblo argentino. A la comunidad nacional sólo la anima su legítima expectativa de conseguir el pleno funcionamiento de sus instituciones políticas, de restaurar la seguridad física y económica y de percibir, a oposición y oficialismo, unidos tras el debate e implementación de políticas de Estado orientadas a combatir la pobreza, reinstaurar la autoridad y encarrilar la discusión política por su cauce natural: el Congreso de la Nación.

Este reclamo social, por último, fundamenta su pretensión en el legítimo anhelo de que el espacio público deje de ser el ámbito de acción y coacción en el que, de un modo peligrosamente recurrente, la mayoría de los argentinos padecemos la afectación de elementales derechos constitucionales.

Nuestra Nación necesita un cambio de conductas, de procedimientos y de mentalidad respecto de su cultura política. Es impostergable rescatar la sustancia cívica que mantiene a las instituciones.

En esta línea, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires hace un llamado a la prudencia y el respeto de todos los dirigentes y de quienes tienen la responsabilidad de liderar sectores sociales y económicos a fin de ubicar el debate político en el ámbito institucional adecuado, alumbrado por el análisis del sector intelectual que debe ser objetivo aunque pueda responder a diferentes ideas o posturas partidarias.

Formulamos votos para que en el 2010, la cordura de los argentinos permita reencauzar las naturales expresiones diversas de la sociedad, a fin de preparar el terreno para la controversia electoral previa a la renovación del Poder Ejecutivo en el 2011.